La prensa acaba de publicar una reciente expresión del científico Stephen Hawking “El universo no necesitó ninguna ayuda divina para formarse” en la que expresa su opinión que no se requiere una explicación divina (relativa a Dios) acerca del origen del universo.
De esta manera, todavía podemos aplicar la estrofa 3 de la Rima IV del poeta Gustavo Adolfo Bécquer: “Mientras la ciencia a descubrir no alcance/ las fuentes de la vida, /y en el mar o en el cielo haya un abismo /que al cálculo resista, /mientras la humanidad siempre avanzando /no sepa a dó camina, /mientras haya un misterio para el hombre,/ ¡habrá poesía!
Entonces, podemos decir que ciencia y poesía conviven en el mismo espacio-tiempo. Pero lo que hay que destacar aquí es que ambas, ciencia y poesía son expresiones legítimas de lo humano, y para ellas y para Hawking y Dominguez (Becquer es un seudónimo!) puede ser aplicado el otro significado de ‘’divino” (excepcional, extraordinariamente primoroso).
Se puede destacar también una coincidencia entre este científico del siglo XXI y este poeta del siglo XIX, ambos tienen una gran admiración por un gran músico; Bécquer admiró a Chopin y Hawking admira a Beethoven. Precisamente de este último podemos ver, al estilo propio de nuestro momento actual, un flash mob en Sabadel en España como otra expresión de lo divino.
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