Paseando dos días por Lima al final de Mayo de 2013, de visita, uno no puede dejar de encontrar cosas mínimamente curiosas e inspiradoras, que es una forma elegante de referirse a cosas extrañas e idiosincrásicas de nuestra cultura peruana.
Se me ocurre hablar por ejemplo de:
¿A la conquista de Lima, Chorrilloswood?
para referirme a los innumerables anónimos, músicos y cantantes menos conocidos, que se toman la foto (o el video) de rigor en el malecón de Chorrillos mirando hacia el mar, o al nivel del mar teniendo como fondo el letrero con el nombre de la ciudad en la ladera del acantilado, de una forma similar con el famoso Holliwood Sign, el punto turístico más conocido que es sinónimo de cine en los Ángeles, California. De esta manera, como aquel signo del cine, este símbolo representa alcanzar una meta, la conquista de Lima, que puede ser sinónimo ahora de la conquista del Perú, por los peruanos, pero eso es parte de otro texto.
¿Un caldo de gallina sin presa y con fideo importado?
oferta real, que vi en el letrero externo de un restaurante de la Avenida Aviación en San Borja en la ciudad de Lima que presenta los platos disponibles. El letrero presenta una lista de precios diferenciados para un peruanísimo caldo de gallina, un imperdible plato del país del que podemos hablar en otro momento. Esta vez, la lista presenta precios diferentes para un único plato: caldo de gallina sin presa y con fideo nacional en un extremo (digamos nivel socioeconómico E) a un caldo de gallina con presa y huevo y fideo importado en el otro extremo (digamos nivel socioeconómico A), contraviniendo en ambos la definición exacta del potaje y creando absurdas diferencias en tiempos de inclusión.
¿Hiraoka, tendrás más de 4 tiendas y pondrás un detector de código de barras?
Hiraoka es una empresa familiar peruana dedicada a la distribución de electrodomésticos fundada en 1964 en Lima, que nos trae una historia de un japonés que se hace un lugar partiendo desde Huanta, en Ayacucho, interior del Perú.
Pese al éxito de la marca, la tienda se niega a crecer y mantiene únicamente cuatro tiendas en Lima, en el auge de las tiendas por departamentos de capital extranjero que se multiplican en decenas por todo el país. También esta empresa se niega a usar una alarma de lector de códigos de barras a la salida que nos quite el embarazoso chismeo del vigilante que quiere saber que te estás llevando y te revisa cada producto que compraste.
Por supuesto esto da para mucho más, mientras en los días de Asu mare, nombre de una famosa película de la cultura limeña, aún reflexiono si es más conveniente contarme entre los "no privilegiados" en no ver la película peruana más exitosa de todos los tiempos o seguir la marcha del reconocimiento de nuestra identidad en la pantalla grande como se muestra en la película.
Finalmente, para matizar el auge nostálgico, una interpretación a silbo de nuestro pirateado Cóndor pasa por un español en un concurso en Francia, pero hablar de eso es parte de otra historia.
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