Mientras leía, en un vuelo a 10 mil pies de altura, el Dominical, sección del periodico El Comercio del Perú, del día 02 de Junio, dedicado a los aún pocos 70 años de El principito de Antoine de Saint-Exupéry evocaba varias cosas de las muchas vidas que algunos pocos pueden tener. Este es el caso del aviador francés Antoine muerto heroicamente a los 44 años un año después de haber creado una de las obras universales contemporáneas más profundas y simples al mismo tiempo, traducida a más de 250 idiomas y dialectos. Evocaba también mi lectura inicial y las relecturas posteriores.
Pero ahora que escribo al respecto, no puedo evitar darme cuenta, que mi texto lleno de cifras, números y datos es un claro ejemplo de que aplica para mí, la frase del narrador del Principito que reproduzco aquí:
"A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle."
Así, tal vez vale la pena volver a lo esencial, que es claro, invisible a los ojos como decía el autor a través de sus personajes, es tiempo de renacer como siervo en primavera como dice la letra de la canción Yo Renaceré, y aunque la versión del cantante venezolano José Luis Rodriguez es extraordinaria, hoy prefiero escuchar al autor original Riccardo Cocciante en italiano Cervo a Primavera.
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